Monday, August 20, 2007

Diapositiva online

Esta diapositiva en FLASH habla acerca de los efectos de los estados de ánimo en el sistema inmune, sistema nervioso y sistema endocrino, los tres ejes de la salud perfecta.

Como equilibrar estos tres sistemas en forma natural con los Factores de Transferencia.

Más información acerca de la neurobiología de la depresión:
http://www.cfnavarra.es/salud/anales/textos/vol25/sup3/suple4a.html


Contacto:
Emelina Figueroa, e-mail: emelinafigueroa@gmail.com , fono 093397504

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Thursday, March 22, 2007

CANCER PANCREATICO



HOLA, MI NOMBRE ES ELIZABETH CHAMORRO COVARRUBIAS, VIVIMOS EN LA ISLA ROBINSON CRUSOE, Y ESA PEQUEÑITA ES MI HIJITA VANIA DE 5 AÑITOS DE EDAD. NOS TOCO VIVIR UNA PRUEBA MUY DIFICIL CUANDO SE ENFERMO, ELLA HASTA AGOSTO DEL 2006 ESTUVO MUY SANA DE PRONTO EMPEZO A ADELGAZAR Y PONERSE MUY PALIDA, YO NOTE UN COLOR AMARILLO EN SUS OJOS Y LA LLEVE INMEDIATAMENTE AL MEDICO, ESO FUE EL 04 DE SEPTIEMBRE DEL 2006, CON UNOS CUANTOS EXAMENES DIAGNOSTICARON UNA HEPATITIS Y COMO ES COMUN DE ESTA ENFERMEDAD LA MANDARON A REPOSO DE CUARENTA DIAS, PERO EN ESE TRANSCURSO DE TIEMPO A PESAR DE NUESTROS CUIDADOS SU ENFERMEDAD NO MEJORABA, LOS EXAMENES DEMOSTRABAN QUE SU HIGADO CADA VEZ SE VEIA MAS AFECTADO Y EL PRONOSTICO NO ERA BUENO, EL DOCTOR DECIDIO HACER MAS EXAMENES ESTOS UN POCO MAS AVANZADOS QUE TAMPOCO FUERON BUENOS, CON DECIRLES QUE LAS TRANSAMINAZAS NORMALES DE UNA PERSONA SON 30 MI NIÑA TENIA 2500, ASI DE MAL ESTABA, EL DOCTOR SE PUSO EN CONTACTO CON ESPECIALISTAS DEL CONTINENTES LOS CUALES DECIDIERON QUE DEBIA SER EVACUADA EN FORMA URGENTE DE LA ISLA YA QUE SU VIDA CORRIA PELIGRO, NOS FUIMOS DE NUESTRO HOGAR ATRÁS QUEDARON HERMANOS. ABUELOS, SU PAPA Y TODA UNA FAMILIA ANGUSTIADISIMA POR SU SALUD.


LUEGO DE LLEGAR A VALPARAISO Y DERIVADOS AL HOSPITAL CARLOS VAN BUREN, TRAS NUEVOS EXAMENES DE RIGOR Y VARIOS DIAS DE HOSPITALIZACION PARA ESTABILIZARLA, EL DIAGNOSTICO FUE MAS CRUDO PARA TODOS, TENIA UNA HEPATITIS AUTOINMUNE TIPO 1, ESTA ENFERMEDAD ES CRONICA, NO TIENE CURA, Y CON EL TIEMPO SI O SI LE PRODUCE UNA CIRROSIS HEPATICA QUE SOLO LA LLEVARA AL TRASPLANTE, ADEMÁS SOLO DA EN ADOLECENTES Y NO EN NIÑAS TAN PEQUEÑITAS, ES TAN POCO COMUN QUE EN EL HOSPITAL SOLO HAY 4 CASOS CON EL DE ELLA.


MI NIÑA LLEGO CON LA MITAD DE SU HIGADO EN FUNCION Y SALIO DEL HOSPITAL EN LAS MISMAS CONDICIONES, YA MUY DETERIORADA Y MUY DEBIL YO EMPECE A RECURRIR Y BUSCAR CON DESESPERACION UNA CURA PARA ELLA, AUNQUE LOS MEDICOS ME DECIAN QUE NO HABIA REMEDIO MILAGROSO NI ORACION BONITA QUE ME LA SANARA, YO NO PENSABA IGUAL Y FUE ASI COMO LLEGUE HASTA DONDE EL DR. PEREZ QUIEN PUSO LA FABULOSA SOLUCION EN MIS MANOS EL TRANSFER FACTOR PLUS, MI HIJA EMPEZO A TOMAR LOS FACTORES DE TRASFERENCIA ANTES DE EMPEZAR CON SU TRATAMIENTOS DE LAS DROGAS, EN 22 DIAS MI NIÑA HABIA LOGRADO ESTABILIZAR SU FUNCION HEPATICA, Y HASTA AHORA A ESTADO EXCELENTE SIEMPRE EN MEJORIA, LOS EFECTOS SECUNDARIOS QUE LE IBAN A PRODUCIR LAS DROGAS COMO ACNE, SUBIDA EXCESIVA DE PESO, ESTRIAS, OSTEOPOROSIS, SUS DEFENSAS BAJAS Y UN SIN FIN DE SECUELAS EN ELLA NO SE HAN PRODUCIDO.


EN CASA HEMOS ESTADO TODOS RESFRIADOS MENOS ELLA, DEBERIA HABER SIDO LA PRIMERA EN CAER POR LA CANTIDAD DE DROGA QUE TOMA PERO NO FUE ASI ESTA MUY SALUDABLE, SOLO HA SUBIDO UNOS POCOS KILITOS DE PESO QUE IRA BAJANDO POCO A POCO A MEDIDA QUE LAS DROGAS VAYAN DISMINUYENDO.


DE VERDAD TODOS LOS PRONOSTICOS QUE ME HAN DADO LOS DOCTORES EN CUANTO A SU ENFERMEDAD COMO POR EJEMPLO LA CIRROSIS HEPATICA Y TRANSPLANTE QUE SEGÚN ELLOS LO VA A REQUERIR EN UN FUTURO, PARA MI Y MI FAMILIA PENSAMOS QUE NO VA A SER NECESARIO, Y QUE VOLVEREMOS AL LADO DE NUESTRA FAMILIA POR UN TIEMPO MAS PROLONGADO Y POR QUE NO DECIR HASTA SIEMPRE Y QUE SOLO TENGAMOS QUE VOLVER A CONTROLES DE RUTINA PARA VER SU FUNCION HEPATICA POR QUE GRACIAS A TRANSFER FACTOR SERA ASI.


LA SALUD DE MI HIJA MEJORO Y LA POSIBILIDAD DE UNA VIDA NORMAL ES CASI SEGURA YA QUE SU CALIDAD DE VIDA MEJORO EN UN 100 PORCIENTO.


Friday, August 11, 2006

POTENCIANDO EL SISTEMA INMUNE SE ERRADICARIAN LAS ENFERMEDADES

La curación de un hepatocarcinoma terminal inyectando simplemente G-CSF (factores de crecimiento de colonias de granulocitos) ha situado a Antonio Brú -profesor de Matemáticas en la Universidad Complutense y físico de carrera- en medio de un torbellino de esperanzas y envidias que ha sacudido a la sociedad española. Su revolucionaria teoría sobre el crecimiento tumoral y los mecanismos para su detención cuenta ya en su haber con dos curaciones extraordinarias. Desde que ello se hizo público los pacientes reclaman poder acceder al tratamiento pero Brú debe respetar los pasos científicos protocolarios. En todo caso, afirma que en poco tiempo podrían estar hechos los ensayos necesarios para confirmar definitivamente la validez de su terapia. Mientras, la Administración reacciona con cautela y los representantes de la Oncología oficial se limitan a descalificar al investigador sin esgrimir argumentos científicos contra su trabajo.

En enero de este año a Antonio Brú se le acabó la beca post-doctoral que tenía en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y tuvo que abandonar la institución. De nada le sirvió que durante ese tiempo desarrollara en su tiempo libre una nueva y revolucionaria teoría sobre el crecimiento tumoral y que su trabajo mereciera crédito en publicaciones científicas internacionales como Physical Review. Así que Brú se trasladó a la Universidad Complutense de Madrid donde encontró el respeto y el reconocimiento profesional que su trabajo merece y que algunos han intentado negarle de nuevo... nada más conocer el resultado clínico de su teoría. Porque Brú y su equipo decidieron seguir adelante y demostrar clínicamente que sabían cómo detener el crecimiento tumoral. Y así, con los necesarios permisos de la Agencia Española del Medicamento, comenzaron a tratar a una mujer con ¡un melanoma en fase IV! y a un varón con ¡hepatocarcinoma terminal! ¿El resultado? Absolutamente inesperado para cualquier oncólogo: el cáncer parece haber desaparecido en ambos casos.

El caso del hepatocarcinoma ha sido ya publicado -el pasado 30 de mayo- en el Journal of Clinical Research. Se trata de un varón de 56 años, profesor de instituto, con un cáncer de hígado (hepatocarcinoma celular) que fue ingresado en febrero del 2004. El paciente pertenecía al 70% "no tratable" ya que su tumor tenía más de seis centímetros de diámetro (9,5 centímetros exactamente) y estaba asociado a una trombosis de la vena porta. Y para complicar más el panorama padecía cirrosis. Pues bien, fue sometido a un tratamiento con G-CSF (factor de crecimiento de colonias de granulocitos) durante ocho semanas que fue muy bien tolerado por el paciente. Y la alfa feto-proteína (AFP) -marcador asociado al cáncer de hígado- se redujo de 453 a 4,7 nanogramos por mililitro de sangre. El examen por resonancia magnética mostró después que la masa tumoral se había reducido. En septiembre el enfermo recibiría un segundo ciclo de tratamiento para mayor seguridad, dada su gran evolución, pero ya no se observó diferencia. El pasado mes de enero seguía mostrando signos de cirrosis pero los análisis citológicos no detectaron ya la presencia células cancerosas malignas. De hecho, su estado de salud mejoró hasta el punto de que volvió a su puesto de trabajo en el instituto. "El hepatocarcinoma puede haberse curado", escribieron los investigadores con la prudencia que es debida.
Bueno, pues la publicación de su trabajo, en lugar de recibir los elogios esperados, le ha situado en el centro de un auténtico huracán. Para empezar, tanto él como los miembros de su equipo -Sonia Albertos, del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico San Carlos, Fernando García-Hoz, del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Ramón y Cajal e Isabel Brú, del Centro de Salud La Estación de Talavera de la Reina- se han visto desbordados por la avalancha de peticiones de tratamiento para enfermos de cáncer, muchos de ellos en situación desesperada. Sin embargo, a pesar de la firme convicción tanto de Brú como de su equipo en la eficacia del tratamiento, han tenido que recordar a esos enfermos que si bien se trata de un paso esperanzador hay que proseguir con el proceso de comprobación y éste durará algún tiempo por lo que hasta que no esté completado la terapia no podrá ponerse al alcance de los enfermos.
La Administración y la Agencia Española del Medicamento han mantenido la natural cautela en estos casos. No puede decirse lo mismo, sin embargo, de algunos representantes de los oncólogos cuyas declaraciones se asemejan más a una pataleta que a una reacción mesurada. Empeñados en descalificar tanto la investigación como a su autor han recurrido al juego fácil e indigno de levantar sospechas sobre su capacidad intelectual para abordar el cáncer, a poner en tela de juicio que contara con los permisos correspondientes para llevarla a cabo, a desmerecer el prestigio de la revista donde el trabajo ha sido publicado y, en el colmo de la sinrazón, a poner en tela de juicio el diagnóstico del caso publicado sin darse cuente de que con ese mismo argumento podría acabarse con toda la estadística oficial de casos oficialmente curados.
El presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Antonio Antón, tratando de restar importancia a la curación, habló de "caso anecdótico" -como siempre hace cuando un paciente se cura con tratamientos no oficiales- añadiendo en un claro intento de restarle importancia: "Debemos velar por un seguimiento estricto de los tratamientos para que no se engañe al público". Sólo que si realizar un seguimiento estricto de los tratamientos hubiera sido el objetivo principal de nuestros oncólogos hace tiempo que les habríamos visto denunciar la realidad del cáncer, un negocio multimillonario que sólo sirve para enriquecer a las farmacéuticas mientras continúa creciendo año tras año el número de muertes por esa causa.
Lo curioso es que en este caso difícilmente puede entenderse una reacción tan airada y que se haya llegado a hablar de "engaño". Porque Brú y su equipo están siguiendo escrupulosamente todos los pasos que los propios oncólogos exigen para validar un trabajo y no han hecho una sola afirmación que no hayan probado. Con lo que, lejos de tranquilizar a los enfermos de cáncer, tan desmedidas reacciones lo que ha hecho es desconcertarles y preocuparles porque no acaban de entender un ataque semejante a quienes sólo tratan de poner a disposición de la comunidad científica una teoría y un posible tratamiento a testar.
Claro que quizás esa reacción tan virulenta la ha provocado el hecho de que la confirmación de la teoría de Brú y su correspondiente aplicación terapéutica significaría el triunfo de quienes llevan décadas sosteniendo que la respuesta al cáncer está en fortalecer el sistema inmune y no en deprimir el organismo con tratamientos tan agresivos como los hoy utilizados.

UN APOYO INESPERADO
Como nuestros lectores recordarán Antonio Brú habló extensamente de su descubrimiento con nosotros (lea el lector en nuestra web la entrevista que le hicimos en verano del pasado año y que apareció en el nº 65). De ahí que, ante la repercusión de las curaciones logradas, entendiéramos que era el momento de volver a charlar con él. Y debemos decir que le vimos algo desconcertado. Porque si bien Brú comprende la reacción de los enfermos y sus familiares no entiende en cambio el comportamiento de personas que justifican su beligerancia "en defensa de la Ciencia" cuando sus actitudes, sin embargo, lo que demuestran es un comportamiento impropio de un científico.
-Me gustaría empezar diciendo que yo no he dicho que curemos el cáncer -nos diría nada más empezar esta charla- sino que hemos obtenido un resultado muy importante, avalado por una teoría que creemos haber demostrado.
Antonio Brú nos recibiría en su pequeño despacho de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid, lugar visitado en los últimos días por cientos de personas que tratan de ser incluidos -o incluir a sus familiares- en los próximos ensayos. La verdad es que le encontramos con un aspecto bastante más desmejorado que la última vez que dialogamos con él. Entre satisfecho y preocupado, su primer mensaje es tratar de hacer entender a quienes buscan "ya" una solución a su enfermedad que sólo está al inicio del camino.
-Nuestro objetivo principal ahora mismo es explicar a las miles de personas que se han dirigido a nosotros -o puedan hacerlo en el futuro- que lo conseguido y publicado es sólo un paso, importante a nuestro juicio, eso sí, para entender lo que es el crecimiento tumoral y cómo el organismo lucha contra él. Que hemos abierto una nueva vía terapéutica pero que necesita ser validada con muchos más casos. Y, sobre todo, que no podemos tratar a la gente con ella hoy porque no es legal. Hay que seguir unos procedimientos perfectamente establecidos y los vamos a iniciar próximamente pero, de verdad, en este momento no podemos ofrecer tratamiento a los enfermos. Les entiendo desde el punto de vista humano pero no podemos hacer otra cosa que avanzar y reducir al máximo los plazos a fin de que la investigación clínica se complete cuanto antes... pero sin saltarnos ni un solo paso del protocolo exigido.
-Cuando hace un año anunció que la estrategia para vencer al cáncer pasaba por fortalecer el sistema inmune mucha gente pensó que no podía ser tan simple. Sin embargo, el tiempo parece que va a darle la razón.
-Sí, porque creo que hemos demostrado que el cáncer se puede superar potenciando el sistema inmune, ahora tenemos que ratificarlo estadísticamente
-Parece además estar convencido de que el proceso es ya imparable. ¿Quizás porque ya no lucha en solitario y cuenta con el respaldo de una institución de prestigio como la Universidad Complutense de Madrid?
-Estoy muy orgulloso de que la Universidad Complutense haya apoyado este trabajo, esta línea terapéutica y además apueste por ella. A todos los niveles, desde el más alto al más bajo, ha cerrado filas en torno nuestro lo que agradezco profundamente porque creo que va a posibilitarnos seguir adelante con la investigación que, se lo digo sinceramente, se merece al menos por parte de los escépticos, desde hace mucho tiempo, el derecho a la duda. Y que ahora, tras los resultados obtenidos en pacientes terminales, merece aún algo más que eso. Sí, el apoyo de la Complutense es firme y definitivo. En los últimos días hemos mantenido diversas reuniones para ver cómo estructurar las siguientes etapas de la manera más eficaz y rápida. Realmente se está trabajando todo lo rápido que se puede porque normalmente estas cosas suelen ir mucho más despacio.
-Pero si usted ha utilizado fármacos ya existentes en el mercado que han pasado los estudios pertinentes y están aprobados precisamente como reforzadores del sistema inmune, ¿no habría posibilidad de atender al menos a otros enfermos terminales de cáncer alegando el "uso compasivo" previsto por la ley?
-Lo que hasta hoy se sabe de esos fármacos es que, en condiciones determinadas y bajo un protocolo concreto, funcionan muy bien y restablecen rápidamente los niveles del sistema inmune cuando existe neutropenia a consecuencia de la aplicación de quimioterapia. Pero estamos hablando de utilizarlos en dosis muy diferentes. Y si bien es verdad que nosotros no hemos constatado que haya efectos secundarios eso debe establecerse oficialmente siguiendo los protocolos establecidos. Aunque nuestra impresión inicial sea que usarlos a dosis mucho mayores de las habitualmente indicadas potencia el sistema inmune de tal forma que puede acabar con los tumores sin efectos negativos apreciables. Lo que no obsta para que actuemos con cuidado y se compruebe. Además tenemos que ver si es igual de eficaz en otros tipos de cáncer. Porque yo estoy convencido de que va a ser así pero es necesario seguir el método científico. Luego, una vez demostrado que el tratamiento funciona, habrá que ampliar el número de casos. Afortunadamente todo ello se puede hacer en unos pocos meses. Entiendo que a la gente que vive una situación desesperada ese tiempo se le antoje muy largo pero para la sociedad, teniendo en cuenta que se trata de abrir una nueva etapa, esos meses que vamos a invertir en probar y demostrar si funciona en todos los casos y sin efectos secundarios constituye un paso imprescindible.
-Bueno, a nuestro juicio eso no impide que cualquier médico pueda dirigirse al Ministerio de Sanidad y solicitar su uso para un enfermo desahuciado o terminal. Y esperamos que suceda. Supongamos ahora que mañana le llaman desde el Ministerio y le dicen que están dispuestos a poner a su disposición los departamentos de Oncología de ocho o diez hospitales públicos para realizar ensayos multicéntricos. ¿Qué supondría eso para la investigación?
-Hombre, me encantaría porque podríamos poner todo en marcha en muy pocos días. A fin de cuentas como uno de los puntos más importantes de nuestra teoría es que es válida para todo tipo de tumores sólidos cuántos más ensayos haya más tipos concretos de cánceres asociados a tumores sólidos podríamos tratar y el estudio sería más amplio y fidedigno. Y, por supuesto, iríamos mucho más rápido. El único tipo de tumor sólido que aún estamos investigando un poco más es el de cerebro pero en el resto de tumores sólidos podrían empezar ya a plantearse ensayos. Y cuántos más, mejor.
-Suponemos que le habrán dolido algunos de los comentarios vertidos estos días. Que después de doce años de investigación y tanto dinero puesto de su propio bolsillo para llegar hasta aquí y haya individuos que se permitan desde sus despachos afirmar que la suya no es una investigación "seria"...
-Ni caso. La comunidad científica es una parte de la sociedad y, por tanto, reproduce sus mismas virtudes y defectos. Por eso encontramos sectores más conservadores y sectores más progresistas. Y se constata que en ella también hay celos y envidias. Al igual que en la sociedad, dentro de la comunidad científica uno sabe que cuando hace un movimiento habrá sectores que reaccionarán en contra. En todo caso, la reacción en mi caso no ha sido general, se ha limitado a un grupito de personas. Y además sus "críticas" no han sido tan importantes...
-Bueno, repasemos algunas de esas críticas. El doctor Eduardo Díaz Rubio, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, expresó en el diario "El Mundo" la escasa credibilidad del caso que ustedes han presentado, llegando a plantear según el diario que habría que hacer una auditoría "para ver si realmente se trataba de un cáncer". Quizás las de este tipo sean las críticas peorintencionadas que se le han hecho: insinuar que podía tratarse de un caso mal diagnosticado.
-Evidentemente se trata de una opinión no meditada, no razonada y sin base alguna. Tanto en los hospitales públicos como en los privados un tumor es diagnosticado por el servicio de Anatomía Patológica, por el servicio de Radiodiagnóstico y contando con el criterio de los médicos. Así que cuando alguien dice que se puede tratar de un caso mal diagnosticado lo que en realidad está haciendo es poner en duda los informes de todos esos servicios, está poniendo en duda el criterio de los especialistas e, incluso, está poniendo en duda a la propia Agencia Española del Medicamento a la que considera capaz de dar luz verde a un informe falso. Creo que ese argumento, obvio resultado del calentón de una persona en un momento determinado, no se sostiene.
-Sobre todo teniendo en cuenta que ese mismo "argumento" podría ser aplicado como vara de medir a las "curaciones de cinco años" obtenidas por la Oncología oficial... En fin, otro "argumento" con el que han pretendido desmerecer su investigación tiene que ver con la "categoría" de la revista en la que publicó su trabajo, que ha sido menospreciada. El doctor Joaquín Arribas, jefe de Investigación Oncológica del Instituto de Investigación Vall d'Hebron de Barcelona, afirmó (también en el diario "El Mundo", conocido defensor de los tratamientos convencionales): "Estoy muy acostumbrado a revisar artículos para revistas de calidad y en mi opinión ése no habría pasado los filtros necesarios para publicarse en alguna de relevancia".
-Debo decir que, en mi campo, soy revisor de revistas científicas de tan alto prestigio como cualquiera para las que trabaje quien ha afirmado eso. Y sé por tanto el rigor que se precisa para que una investigación sea publicada. Es obvio que con la alusión a la calidad de la revista se pretende simplemente desviar la atención sobre el continente y no tener así que centrarse en el contenido. Me hubiera gustado que ese señor hubiera explicado las razones por las que no lo hubiera dejado pasar y así hubiéramos oído una "crítica científica". Es llamativo, en cualquier caso, que en vez de centrarse en rebatir la cuestión científica nuestros detractores se dediquen a dudar de la honestidad de todo el mundo involucrado en el asunto y de la eficacia de los servicios de los hospitales que intervinieron en el diagnóstico del paciente.
-También se ha esgrimido que uno de los laboratorios cuyos productos precisamente han utilizado rechazó participar oficialmente en los ensayos ¿Cómo lo explica?
-Pues porque no somos un grupo de relevancia social con posiciones profesionales de prestigio y porque estamos presentando una concepción absolutamente diferente de lo que es el crecimiento tumoral y su relación con el sistema inmune. Creo que se ha tratado de una cuestión de dificultad para entender los resultados pero también puede deberse a que el tratamiento es tan simple que desconcierta. Si hubiéramos presentado un tratamiento cuya administración fuera muchísimo más compleja igual tendríamos mayor credibilidad.
-Terminemos con las críticas vertidas. Se ha argumentado también en contra de su investigación que se ha trabajado durante mucho tiempo con factores de crecimiento de colonias y jamás se han notado resultados tan prometedores como los que ustedes afirman conseguir. A ese respecto, el doctor Ricardo Cubedo, miembro del Servicio de Oncología Médica de la Clínica Puerta de Hierro de Madrid, afirmó según cita el diario ya citado: "Si alguien hubiese observado, ya no sólo que los pacientes se curan sino simplemente que mejoran, habría salido a la luz de otra manera".
-Esa crítica es totalmente acientífica y anticientífica. Es muy fácil hablar sin aportar evidencias. En primer lugar, se podría decir que aunque todo el mundo mire no todos ven lo mismo. En segundo lugar, ellos no han estado mirando eso porque han estado buscando otras cosas y no el mecanismo que nosotros hemos definido con lo que el árbol les ha impedido ver el bosque. Desde luego, en la dosis, intensidad y duración con la que nosotros hemos trabajado nunca antes se había probado.
También quiero responder a quienes han afirmado que el tratamiento puede acabar con la médula ósea. Veremos qué pasa después de un tiempo largo pero lo que sí podemos afirmar hoy con seguridad, porque lo hemos verificado, es que un año después del tratamiento sigue sin haber ningún efecto nocivo en la médula ósea. Y teniendo en cuenta además que estamos hablando de pacientes a los que se les dice que les quedan dos meses con mala calidad de vida habría que saber qué opinan ellos de que se les ofreciera un año, cinco o diez con muy buena calidad de vida... aunque existiera la posibilidad de que aparecieran esos posibles efectos. Que, insisto, nadie puede afirmar que vayan a producirse; antes bien, lo que sabemos hoy indica justo lo contrario. No existe en la bibliografía científica referencia alguna que apoye esa afirmación, absolutamente gratuita y sin fundamento.
-En cualquier caso parece evidente que si hasta ahora esos fármacos se han utilizado en dosis inferiores y como recuperador del sistema inmune tras los ciclos de quimioterapia es obvio deducir, siendo inocuos, que a mayor cantidad mayor será la eficacia...
-Se han estado utilizando a dosis inferiores y en duraciones inferiores. Además, cuando se han utilizado postquimioterápicamente se ha hecho para recuperar los valores normales y combatir la neutropenia pero ¡nunca para producir una cantidad de neutrófilos suficiente como para combatir un tumor! Y para eso hace falta un factor 10. Aunque debemos continuar los estudios para ver si vale con una cantidad menor.
-Volvamos a los resultados porque son realmente llamativos. Porque hablamos de ¡un melanoma en fase IV y un hepatocarcinoma terminal! Dos enfermos pues que, según toda la bibliografía existente, tenían una expectativa de vida muy corta. ¿Cuándo se dieron cuenta de que el tratamiento funcionaba?
-En el caso del melanoma, al no contar con marcadores tumorales, al ver que la calidad de vida era muy buena y las lesiones no sólo no progresaban sino que al pasar el tiempo desaparecían. En el caso del hepatocarcinoma todo resultó mucho más excitante porque la calidad de vida mejoró inmediatamente y los marcadores tumorales comenzaron a bajar también rápidamente. Para apreciar una clara mejora de la calidad de vida estamos hablando de un mes.
El melanoma lo tenía una joven de 34 años que, a pesar del mal pronóstico, no tenía mala calidad de vida pero no era así en el del hepatocarcinoma cuya calidad de vida sí era mala. Permanecía en cama, padecía insuficiencia renal y sufría fuertes dolores. Ahí si comprobamos una mejoría tremenda en su calidad de vida.
-¿Cuánto tiempo duró el tratamiento hasta que desaparecieron los signos de presencia cancerígena?
-El tratamiento se realizó por medio de inyección subcutánea. En ambas ocasiones durante 8 semanas. En el caso del hepatocarcinoma al ver que los resultados eran tan buenos uno de nuestros clínicos sugirió repetir a las pocas semanas un segundo ciclo pero no se consiguió mejorar lo obtenido con el primero. Es decir, que como ve los ciclos de tratamiento son muy cortos.
-Y una vez alcanzados los resultados ¿hace falta volver a inyectar a los pacientes más adelante?
-No, en principio no. Nosotros, antes de publicar los resultados conseguidos en el tratamiento del hepatocarcinoma, esperamos seis meses desde que se le administró al enfermo la última inyección para ver la evolución. Conviene esperar algún tiempo porque hemos constatado que mediante las técnicas de imagen... ¡aunque no haya tumor se sigue apreciando la misma imagen, como si el tumor continuase allí! Probablemente los granulocitos se marcan con el gadolinio de la misma manera que las células tumorales así que aunque no haya tumor parece como si lo hubiera durante un tiempo hasta que el organismo empieza a "eliminar" esa masa pero, en cualquier caso, es un fenómeno que tenemos que seguir estudiando. Por eso conviene esperar a que el organismo vaya eliminado esa masa que, como hemos comprobado, se va convirtiendo en algo displásico, desde luego no tumoral.
-Díganos, ¿se arrepiente de que se hayan hecho públicos los resultados sobre su experiencia con el hepatocarcinoma en los medios de comunicación, más allá de la mera difusión en una publicación científica?
-No, en absoluto. Dimos el paso que todo equipo científico debe dar: difundir los resultados a medida que se obtienen. Tal es -o debería ser- a nuestro juicio el "modus operandi" de un científico. Porque era importante que, no ya nosotros sino cualquier otro grupo en el mundo, supiera que nuestra teoría derivaba en esos resultados. De esa forma nos asegurábamos además de que partir de ese momento se podrían dar los siguientes pasos, si no en España, en cualquier otro lugar del mundo.
-¿Los siguientes ensayos seguirán en la misma línea de casos que los dos anteriores?
-Aunque se está hablando y trabajando con rapidez eso no está aún decidido pero, viendo la reacción tan desesperada de la gente, todas las instituciones parecen haber entendido la necesidad de dar una respuesta rápida dentro de la línea científica.
-Suponemos que empezarán al menos en fase II...
-En principio sí porque los efectos del medicamento no tenemos ya que probarlos. Se conocen, por eso están aprobados. Aunque es algo que hay que plantearse todavía.
-¿Pediría algo a la Administración para que se pudiera acelerar el proceso?
-Bueno, en ese sentido hemos tenido suerte porque a las pocas horas de la publicación mi propia universidad me preguntó qué necesitaba. Cuento pues con la financiación de la Universidad y ahora estamos estableciendo qué cauces administrativos son mejores para avanzar rápidamente. Yo estoy muy satisfecho de la cautela con lo que lo han recibido, la misma con que lo he dado a conocer yo. En ningún momento he dicho "curo el cáncer" sino que se trata de un resultado muy importante que viene avalado por una teoría muy elaborada. Debo decir que todas las señales que yo he recibido -obviando esas críticas que han ido más a la descalificación personal y profesional que al contenido de la investigación y a las que no doy ningún valor- son muy esperanzadoras.
-Entonces, ¿piensa que el proceso no va ya a detenerse?
-No, no se va a detener el proceso en ningún momento.
Y allí lo dejamos. Él es quien cierra la puerta de la facultad en los últimos días. La Complutense le ha propuesto exponer los resultados ante el mundo científico en los recintos de la propia universidad y en ello se está trabajando. Está convencido de que si consigue demostrar en un estudio controlado con 20 o 30 pacientes que el tratamiento funciona se habrá dado el paso definitivo. Eso sí, no se ha planteado de momento la posibilidad de que le exijan realizar estudios a doble ciego en donde haya pacientes que reciban su tratamiento y otros que no.
Con la puerta cerrada y Antonio Brú dentro de su despacho trato de encajar algunas ideas que resuenan como campanillas llamando mi atención. Si el tratamiento se realiza con fármacos que ya están en el mercado, han pasado los estudios preclínicos de toxicología y se utilizan para lo mismo -reforzar el sistema inmune-, si existe quien puede coordinar un protocolo con pacientes terminales en distintos tipos de cáncer y en distintos centros -Antonio Brú-, si el tratamiento es económico, si hay enfermos voluntarios más que suficientes y si el mismo dura sólo dos meses viéndose los resultados de calidad de vida ya al primer mes, ¿qué impide al Ministerio de Sanidad apostar por un macroensayo multicéntrico para saber en menos de un año si estamos ante una esperanza frustrada o ante la mayor aportación de la ciencia española a la historia de la Medicina? Sólo la voluntad política.
Tampoco está de más recordar a pacientes y médicos que el artículo 38 de la Ley del Medicamento contempla que los fármacos en investigación que hayan pasado "las pruebas preclínicas necesarias para establecer el perfil farmacológico y toxicológico del producto que garanticen su aptitud para la investigación clínica" -que es el caso de los productos utilizados por Antonio Brú- pueden ser requeridos por los médicos de los enfermos. Porque el apartado número 5 de ese artículo dice textualmente: "Excepcionalmente, el Ministerio de Sanidad y Consumo podrá conceder autorización, con las condiciones que en ella se expresen, para la prescripción y la aplicación de medicamentos en investigación a pacientes no incluidos en un ensayo clínico cuando el médico, bajo su exclusiva responsabilidad y con el consentimiento expreso del paciente, considere indispensable tratarles con ellos y justifique ante la autoridad sanitaria los motivos por los que decide tal tratamiento". Y eso mismo es lo que están solicitando los pacientes en la actualidad. Además cada caso podría articularse en un macroensayo. Claro que eso mismo pidieron los consumidores de Bio-Bac y nadie les hizo caso.
Por otra parte, que nadie nos venga con cuentos sobre posibles efectos secundarios negativos... porque hablamos de pacientes terminales. Además, resulta paradójico constatar que la Talidomida -el medicamento maldito por excelencia que produjo a principios de los 60 terribles malformaciones en cerca de 3.000 casos sólo en España, se utiliza en la actualidad como ¡medicamento anticancerígeno! según declaró el pasado 12 de junio al diario "El Mundo" el doctor Pedro Pérez Segura, secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica. Su uso está autorizado para algunos tipos de cáncer (leucemia, mieloma o tumores cerebrales) "en casos de fracaso de tratamientos previos". Y eso que en todos los casos "el paciente tiene que firmar un consentimiento y se le informa exhaustivamente de los efectos del medicamento, de su teratogeneidad".
Traducido para quien no lo entienda: un paciente con cáncer terminal puede pedirle a su médico que le administren Talidomida bajo su responsabilidad... pero no G-CSF o Bio-Bac. ¿Por qué?


Antonio F. Muro


Una teoría revolucionaria
La teoría de Antonio Brú contradice básicamente las ideas convencionales mantenidas hasta el momento sobre el crecimiento de los tumores ya que, según sus investigaciones, éste se caracteriza por tres cosas:
1) Que las células cancerosas se agrupan en los huecos rugosos del tumor.
2) Que el tumor se expande mediante la alimentación de las células cancerosas que están
en sus bordes. Y,
3) Que el crecimiento de la colonia cancerosa es más o menos constante en el tiempo. Que la proliferación esté restringida al borde de la colonia de células tumorales significa además que las células del interior de la colonia no proliferan al mismo ritmo que las de fuera.
Su teoría consigue explicar por qué mientras los tiempos de duplicación celular son de 48, 72 horas, etc., los de duplicación tumoral se extienden en algunos casos a más de cien días. Y es que al parecer lo que ocurre, simplemente, es que no crece todo el tumor sino sólo su borde. Dicho de otra manera: para tener un tumor de un centímetro cúbico a partir de una célula de la cual todas las duplicaciones pudieran a su vez duplicarse con normalidad habría que esperar 32 duplicaciones mientras que si la proliferación se produce más o menos en el borde deberían esperarse 800. Esto explicaría también por qué tumores de un centímetro cúbico son tan malignos. Tras 32 duplicaciones no parece lógico que las células acumulen tantas aberraciones cromosómicas pero, en cambio, tras ochocientas duplicaciones sí es posible. Esta teoría ayuda además a explicar otra infinidad de hechos. Por ejemplo, que una metástasis sea mucho más maligna que el tumor original ya que las metástasis siempre vienen generadas por células del borde que emigran a otro punto y la célula del borde siempre es mucho más maligna que la célula del tumor primario.
Este proceso se repite -según la teoría de Brú- de forma igual en todos los tumores sólidos y por eso aquello que sirva para parar el crecimiento de un tipo de tumor sirve para detener el crecimiento de todos ellos.


El papel de los neutrófilos para combatir el cáncer
Para explorar su nueva teoría sobre el crecimiento del cáncer y analizar los efectos de la presión en la frontera del tumor Antonio Brú incrementó la respuesta inmune para ver si la dinámica universal del crecimiento tumoral podía modificarse. Su efecto inmediato fue ¡el movimiento masivo de neutrófilos hacia los alrededores del tumor!
Tras estudiar todo tipo de terapias había llegado a la conclusión de que la clave estaba en los neutrófilos. Había observado que cuando intervenían ellos, aunque fuera de manera involuntaria, se producían buenos resultados. Y cuando no había buenos resultados en el tratamiento... los neutrófilos no estaban apenas presentes.
Los neutrófilos, elementos fundamentales de nuestro sistema inmune, poseen determinadas características que les convierten en fundamentales para enfrentarse al crecimiento tumoral: pueden aguantar el entorno ácido del tumor permaneciendo en contacto íntimo con las células tumorales, tienen bastante masa y aparecen siempre en todos los procesos tumorales, tanto si existe terapia como si no.
El siguiente paso seguido por el equipo de Brú fue constatar si la neutrofilia -es decir, una presencia masiva de neutrófilos- permitía "luchar" en las concavidades del tumor con las células tumorales y detener su replicación. Y vieron que sí. Después llegaron a la conclusión de que la fórmula más sencilla para lograr la neutrofilia era que la generara el propio organismo estimulando la médula ósea. Se probó en experimentos con ratones, se constató que efectivamente se generaba neutrofilia y que el propio organismo, al igual que cuando nos hacemos una herida, se encargaba de llevar los neutrófilos a la zona del tumor. Una vez allí se posicionan en torno a él recubriéndolo y logrando así dos objetivos importantes: el primero, disminuir el mecanismo de desplazamiento en el borde de las células tumorales impidiéndolas llegar a "posiciones cómodas" para su duplicación al dificultar que se alimenten; y segundo, aumentar la presión en el interior del tumor provocando la desaparición del oxígeno, elemento imprescindible para el crecimiento tumoral. En suma, los neutrófilos encapsulan el tumor impidiendo que se alimente y le quitan el oxígeno que precisa para crecer. Con lo que, con el tiempo, se necrosa y muere. Luego el organismo puede decidir fagocitarlo lentamente y hacerlo desaparecer o ahorrarse energía y dejarlo inerte si no provoca molestias.

Sacado de dsalud.com- nº.76
Distribuidora: Emelina Figueroa
EN CHILE 56 32 223 2823 Y EN EL MUNDO 093397504 - emelinafigueroa@gmail.com
STRESS E INMUNIDAD

El mundo bajo el síndrome del estrés- las drogas prescriptivas (los antibióticos que disminuyen la incidencia de enfermedad y la muerte debido a infecciones pero alteran el balance de la flora intestinal), el suministro de comidas contaminadas debido a las drogas no prescriptivas (polución, químicos, pesticidas etc.) además de la contaminación bacteriológica (salmonella o listeriosis), los cambios en la dieta e incluso el proceso normal de envejecimiento alteran drásticamente el ambiente intestinal produciendo una perdida de bacterias beneficiosas causando graves problemas digestivos que se manifiestan en diarrea, constipación, flatulencias e indigestión.
No debemos olvidar que nos encontramos diariamente con organismos que no son simplemente hostiles sino que nos extremadamente peligrosos y en muchos casos hasta mortales.

Sin embargo, las moléculas beneficiosas, conocidas como FACTORES DE TRANSFERENCIA, nos ayudan a protegernos de la invasión de enfermedades causadas por microorganismos, defienden el cuerpo contra los agentes patógenos, hongos perjudiciales y virus.

Lo más importante es que con estos Factores de Transferencia se elevan nuestras defensas a niveles sin precedentes en la historia médica, a más de un 500% de lo conocido hasta ahora. La salud depende de nuestro SISTEMA INMUNE este hace que nuestro cuerpo permanezca fuerte y como consecuencia de esa fortaleza inmunológica los residentes patógenos guarden un perfil extremadamente bajo.


Más información en www. lashmi.blogspot.com consulta: Emelina Figueroa

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Friday, June 02, 2006

BIOTECNOLOGIA MOLECULAR- CANCER-SIDHA-ALZHEIMER Y TODAS LAS ENFERMEDADES-


llega a chile empresa 4life que elabora productos NATURALES de la más alta bioteconologia MOLECULAR - DESDE UN SIMPLE RESFRIO HASTA CANCER
PREVENCIÓN saludable aumentAndo sus defensas 437%
Son completamente naturales y NO SON VITAMINAS, NO SON MINERALES, NO SON HIERBAS. MOLÉCULAS INTELIGENTES CARGADAS CON INFORMACIÓN que nos llegan directamente de la naturaleza. Cuando una madre amamanta, transfiere su inmunidad al bebé, toda la información que su sistema inmunológico ha obtenido a lo largo de su vida. Este proceso comienza con la primera leche, denominada calostro. La más valiosa de las "armas inmunológicas" que contiene el calostro son los factores de transferencia.
Los científicos han identificado los factores de transferencia como una parte vital de la habilidad de nuestro Sistema Inmunológico para enfrentarse amenazas externas. Los factores de transferencia tienen tres funciones principales: * Reconocer * “Responder” * Recordar”
Los factores de transferencia fueron descubiertos en 1949 por el DR. PH.D. H. Sherwood Lawrence. Llegó a la conclusión de que el extracto de calostro de la vaca contenía un factor capaz de transferir INMUNIDAD. Lawrence denominó esta sustancia factor de transferencia.Desde su descubrimiento se han gastado aproximadamente unos 40 millones de dólares en investigaciones sobre los factores de transferencia, dando como resultado más de 3.000 estudios clínicos llevados a cabo con los más prestigiosos médicos en inmunología tanto de EEUU como de Rusia.
Después de cinco décadas de investigaciones y muchos millones invertidos, como nunca antes visto, los Factores de Transferencia han sido aislados y extraídos para propósitos Terapéuticos.Los beneficios del factor de transferencia han sido revisados en las ponencias de los XI Simposios Internacional sobre inmunología y el descubrimiento de Factores de los Transferencia han considerado como el descubrimiento más importante de los últimos tiempos en Medicina.
Enfermedades crónico-degenerativas como el Sidha- Cancer- Alzheimer- Leucemia, han sido tratados con Factores de Transferencia con resultados sorprendente para la comunidad médica internacional.
Prontamente llegaran a nuestro país estos suplementos alimenticios 100% naturales -sin contraindicaciones médicas ni efectos colaterales ni adversos- para beneficios de todos los chilenos.


“TODOS LOS DIAS NOS ENFRENTAMOS A AMENAZAS DE NUESTRO ENTORNO MICROSCOPICO. ESTE PRODUCTO NO SOLO RESPALDA, SINO QUE TAMBIEN EDUCA A NUESRO SISTEMA INMUNITARIO DE TAL MANERA QUE NINGUN OTRO COMPLEMENTO PUEDE HACERLO. ESTO ES IMPORTANTE DADO QUE NADIE SOBREVIVIRA MAS TIEMPO QUE SU SISTEMA INMUNITARIO”. PH.D WILLIAM HENNEN.


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SOLUCION REAL Y EFECTIVA AL CANCER

Cáncer: qué es y qué lo causa (XXXIV) FACTORES DE TRANSFERENCIA PARA AFRONTAR EL CÁNCER

La respuesta al cáncer está probablemente en el propio sistema inmune, entrenado desde hace millones de años para afrontar cualquier enfermedad. Una capacidad que se transmite a través de los denominados factores de transferencia presentes en el calostro de la leche materna y que son los que permiten al recién nacido afrontar un entorno adverso precisamente cuando es más débil. Pues bien, dos corrientes científicas están trabajando con ellos como herramienta en el tratamiento del cáncer y otras patologías. La más consolidada científicamente es la que los obtiene de los glóbulos blancos de la sangre y cuenta ya con experiencia clínica positiva en pacientes de cáncer. A ella se une la prometedora investigación de ciertos laboratorios nutricionales que apuestan por obtener los factores de transferencia del calostro de la leche de vaca.
La gran mayoría de los tratamientos alternativos y complementarios contra el cáncer presentados por esta revista en los últimos meses tienen un factor común: afrontan la enfermedad mediante el uso de sustancias o procedimientos encaminados a potenciar el sistema inmune y mejorar así su rendimiento frente a las células tumorales con un coste físico y anímico infinitamente menor del que suponen la quimioterapia y la radioterapia. Porque todos ellos podrían considerarse bazas del sistema inmune en la lucha contra el cáncer.Que el sistema inmunitario permite no sólo afrontar cualquier patología sino en muchos casos prevenirlas lo sabemos desde que se descubrió que podemos inmunizarnos mediante el uso de vacunas. Fue en 1776 cuando un médico inglés llamado Edward Jenner administró la primera: contra la viruela. Jenner había observado que las amas de cría que se contagiaban de la viruela de las vacas -que no causa problemas de salud importantes- parecían quedar protegidas ante la viruela humana -normalmente mortal-. Y para comprobar si era así el 14 de mayo de 1796 inoculó en el cuerpo de un niño llamado James Phipps pus procedente de la pústula de una mujer infectada con la viruela de la vaca. El 1 de junio, una vez el muchacho se recuperó de la infección, Jenner le inocularía la viruela humana. Y como esperaba, el muchacho nunca desarrolló la enfermedad. Jenner denominaría a su técnica "vacunación", término que deriva precisamente de la palabra latina "vacca".Es decir, que sin tener ni idea de cómo ocurría -la primera referencia a la existencia de los virus la hizo el botánico Dimitri Ivanovsky casi un siglo después, en 1892- Edward Jenner había dado los primeros pasos en el ámbito de la Inmunoterapia descubriendo una manera eficaz de impedir a las personas desarrollar enfermedades serias.Curiosamente la conexión entre el cáncer y el sistema inmune se descubriría dos años antes -en 1890- cuando aún se ignoraban sus complicados mecanismos de funcionamiento. Ese año el médico neoyorquino William B. Coley se había quedado intrigado ante la desaparición de tumores malignos en pacientes de cáncer que habían contraído infecciones estreptocócicas agudas y sospechando que la respuesta natural del organismo a la infección bacteriana podía ser la responsable de la regresión del tumor decidió realizar un experimento e inyectó estreptococos vivos en un paciente con un cáncer inoperable para ver si el tumor remitía. Pues bien, tras tres cultivos bacterianos... el cuarto ¡produjo la desaparición completa del tumor! Coley continuó su investigación hasta desarrollar una mezcla de bacterias muertas -que acabó siendo conocida como "las toxinas de Coley"- y trató, junto a otros médicos, a más de 1.000 enfermos de cáncer con ellas. Obteniendo un éxito desigual. Así que como los resultados eran imprevisibles el método terapéutico terminaría cayendo en el olvido.Ya en 1909 un científico llamado Paul Ehrlich afirmó por primera vez que la incidencia del cáncer sería mucho mayor si no fuera por la vigilancia del sistema inmune, capaz de eliminar e identificar las células tumorales recién divididas. Con lo que ya entonces puso a nuestro sistema de defensa en el centro del control del crecimiento tumoral. Aproximadamente 50 años después dos científicos -Lewis Thomas y Frank MacFarlane Burnet- retomarían la convicción de Paul Ehrlich y comunicaron que un tipo especial de célula inmunitaria -la "célula T"- era el pivote central de la respuesta del sistema inmune contra el cáncer. Ello llevó a la acuñación de la expresión "vigilancia inmune" para describir la actitud permanente de alerta del sistema inmunitario contra las células cancerosas. Sin embargo, esa afirmación generó una notable polémica que continuaría hasta la publicación el 26 de abril del 2001 de una investigación en la revista Nature titulada "IFN-gamma y los linfocitos previenen el desarrollo del tumor primario y configuran la inmunogenicidad del tumor". El artículo estaba escrito por Robert D. Schreiber y sus colegas de la Washington University School of Medicine de St. Louis en colaboración con Lloyd J. Old -médico del Ludwig Institute for Cancer Research y del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York-. La evidencia experimental presentada en el documento demostró inequívocamente que el sistema inmune impide a los tumores desarrollarse -y a menudo incluso que aparezcan- jugando pues un importante papel protector frente al cáncer. Como era de prever hoy son cada vez más los científicos que estudian la relación entre el sistema inmune y las células tumorales. Estando entre las estrategias más usadas actualmente dentro del amplio campo experimental de la Inmunoterapia la inmunización de pacientes con material diseñado para provocar una respuesta capaz de eliminar o retardar el crecimiento tumoral. En este grupo cabría incluir los trabajos con antígenos tumorales ya que la identificación de genes que codifican la formación de cadenas peptídicas en la superficie celular de los tumores y que pueden ser reconocidas por las células T proporcionan la base teórica para su funcionamiento. A diferencia de la mayoría de las vacunas empleadas con los agentes infecciosos la Inmunoterapia antitumoral activaría la respuesta inmune contra ciertos antígenos a los cuales ya ha sido expuesto anteriormente. Por esa razón la vacunación con antígenos que expresen proteínas y péptidos tumorales podría mejorar la eficacia de nuestro sistema inmune contra los procesos tumorales. Recordemos, en este sentido, las vacunas con antígenos de la orina elaboradas por el doctor mexicano Salvador Capistrán (vea lo publicado al respecto en el apartado "Cáncer" de nuestra web).Bueno, pues a esa línea de investigación corresponden los trabajos realizados con los factores de transferencia de los que vamos a hablar y que pueden ser genéricos o específicos para cada patología. LA "MEMORIA" DEL SISTEMA INMUNEEn 1949 el doctor H. Sherwood Lawrence usó extractos de leucocitos o glóbulos blancos para demostrar que la respuesta inmune se transfiere de un humano que da positivo a la exposición a un antígeno específico a un receptor que da negativo... a través de pequeñas proteínas a las que llamó factores de transferencia. La irritación superficial (la respuesta positiva) en el sujeto que previamente no había manifestado ninguna respuesta del sistema inmune ante el antígeno específico demostraba que ésta sí estaba teniendo lugar y que el sistema inmune había adquirido a través del factor de transferencia conocimiento sobre el antígeno específico. Lo importante de la investigación de Lawrence fue que demostró que la "memoria inmune" era transmitida sin necesidad de inocular anticuerpos reales. Bastaba con los factores de transferencia, proteínas de bajo peso molecular. Por supuesto, todavía hay quienes niegan hoy la realidad de los factores de transferencia. Aunque no es, desde luego, el caso de quienes trabajan con ellos. Como el doctor Sergio Estrada -investigador del Departamento de Inmunología de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional de México y miembro de la Sociedad Mexicana de Inmunología- quien trabaja desde hace ya 30 años con los factores de crecimiento. "Nadie creyó a Lawrence al principio -nos diría el doctor Estrada- y todavía hay mucha gente que no quiere creer, ni quiere saber nada del Factor de Transferencia. Pero se convencen cuando empiezan a tratar a los pacientes con el producto". Llegados a este punto hay que explicar que los factores de transferencia son cadenas peptídicas compuestas de decenas de aminoácidos que parecen almacenar toda la experiencia del sistema inmune. El gran salto intelectual es entender que los factores de transferencia no transfieren anticuerpos ni los crean directamente sino que su función es la de educar, enseñar a las células del sistema inmune a reconocer antígenos específicos que pudieran pasarles inadvertidos. Por eso es por lo que probablemente la medicina alopática tiene problemas para admitir su existencia y sus posibilidades terapéuticas. Se trata, en suma, de una visión completamente distinta de los modelos farmacológicos normales.Cabe añadir que los factores de transferencia no curan nada sino que trabajan para hacer al sistema inmune "más inteligente", para que sea el propio organismo el que pueda eliminar la enfermedad. Son pues vitales en el desarrollo de las estrategias del sistema inmune contra la enfermedad y los gérmenes invasores. Y son además inmunomoduladores ya que no fuerzan una respuesta global sino específica y adecuada a cada ocasión.Para entender su funcionamiento puede decirse que es como si los factores de transferencia almacenaran "fotografías químicas" de los virus, bacterias, hongos y parásitos con los que estuvieron en contacto en el propio organismo o en el de otros y transmiten esa información a las células encargadas de combatir la enfermedad en el organismo donde son introducidos. Y sus posibilidades son casi infinitas a juzgar por las declaraciones efectuadas por el doctor Estrada: "Los factores de transferencia son útiles en las enfermedades producidas por bacterias, virus, levaduras y hongos. Es el caso de enfermedades tan distintas como la tuberculosis (meningeal, renal y cutánea), la lepra, la coccidioidomicosis, la diabetes tipo II, las dolencias renales, la otitis, el herpes Zoster y simple, la hepatitis B, la toxoplasmosis, la leishmaniosi, el asma, la dermatitis atópica, la rinitis, la artritis reumatoide, la psoriasis, la esclerosis múltiple o el sjogren, entre otras muchas. Y lo mismo cabe decir en los casos de cáncer de riñón y próstata así como en melanomas y linfomas." LOS FACTORES DE TRANSFERENCIA EN SANGRE¿Y dónde obtener los factores de transferencia? El doctor Estrada ha centrado su trabajo en la obtención de los mismos a partir de la sangre. "Se obtienen -nos explicaría- rompiendo los glóbulos blancos o leucocitos de la sangre y metiendo lo obtenido en una bolsa de diálisis con una malla muy fina que sólo permite la salida de moléculas muy pequeñas -de 10 kilodaltones o menores- por lo que no pueden pasar virus, bacterias u hongos. Pues bien, el extracto de leucocitos obtenido contiene un factor capaz de transmitir la respuesta inmune positiva del donante al organismo receptor. Tal es el factor de transferencia y tiene una actividad terapéutica extraordinaria, innegable". Sergio Estrada reconoce que cuando comenzó a trabajar con los factores de transferencia lo hizo de forma muy escéptica porque no se sabía qué eran aunque fuera muy consciente de su actividad terapéutica. De ahí que fuera utilizándolos cada vez en más enfermedades con la tranquilidad de saber que se trata de un material inocuo.En cuanto al proceso de obtención Estrada lo fue depurando hasta pasar de factores de transferencia genéricos obtenidos a partir de la sangre de 1.000 pacientes sanos a factores de transferencia más específicos que, eso sí, precisan de procesos más complejos. "Ya existen -nos diría- moléculas bien definidas que transfieren la inmunidad específica. Son moléculas que tienen un peso molecular de cinco mil daltones o cinco kilodaltones (Kda). Y cada una de ellas es específica para un microorganismo o para un antígeno diferente. Eso nos asegura el éxito de la terapia en enfermedades infecciosas. Hay que dar a los pacientes el factor específico para cada padecimiento si bien hay padecimientos que son prácticamente universales como el herpes Zoster que proviene de una complicación de la varicela. Pero es el mismo virus. Bueno, pues cuando de niños pillamos la varicela la pasamos sin complicaciones y además nos deja una inmunidad sólida que se va reforzando cada vez que tenemos nuevos encuentros con el virus de la varicela. De tal manera que los jóvenes en México, que son los que donan sangre, tienen casi todos inmunidad a la varicela. También por eso es un éxito el tratamiento con factor de transferencia en el herpes Zoster. No hay nada que se le compare. Hoy el tratamiento médico habitual para esta dolencia es el 'aciclovir' pero le aseguro que el factor de transferencia es mucho mejor. En un estudio que hicimos a doble ciego y que se publicó en el 'Journal of Inmunofarmacology' los pacientes tratados con el factor de transferencia dejaban de tener dolor a los diez días mientras los tratados con aciclovir padecían aún fuertes dolores a los 22. Lo que demuestra, de forma estrictamente estadística, que es mucho mejor el factor de transferencia en este padecimiento". LOS FACTORES DE TRANSFERENCIA EN EL TRATAMIENTO DEL CÁNCERLos éxitos obtenidos por Sergio Estrada llevarían a un amigo suyo, el doctor Abelardo Monges Nicolau -especialista en Oncología del Hospital Mocel-, a probar los factores de transferencia en pacientes de cáncer. Algo que viene haciendo desde hace ya diez años. "La verdad es que estoy impresionado con los resultados -nos confesó-. Básicamente los utilizo como método coadyuvante de la quimioterapia y debo decir que la expectativa de vida -en todo tipo de cánceres y metástasis- es muy superior a la obtenida con la simple aplicación de los métodos convencionales". A pesar de lo cual la falta de fondos -mal al parecer estructural en México donde hemos visto prometedoras investigaciones que no ven nunca la luz por falta de apoyo económico- ha imposibilitado hasta el momento -así nos lo confesaría Monges- la realización de los caros estudios exigidos para la obtención del reconocimiento oficial.El doctor Estrada nos aseguraría, por su parte, que en países como China los factores de transferencia son ampliamente utilizados para combatir enfermedades virales como las hepatitis B y C que pueden ocasionar hepatocarcinomas o cirrosis. En ese país el porcentaje de personas con el virus de la hepatitis que no presentan sintomatología es muy alto lo que sugiere que su sistema inmune es capaz de detener la acción del virus. Por eso con la sangre de esas personas se hace un extracto dializable de glóbulos blancos que se administra a los niños como "vacuna" con el propósito de que no desarrollen la hepatitis aún cuando se infecten con el virus. También se utilizan en Cuba, Eslovaquia e Italia con un costo muy por debajo del que requiere, por ejemplo, el tratamiento con interferón.Y esa es su tercera ventaja: es fácil de obtener, no tiene efectos secundarios y su costo de producción es muy bajo en comparación con otros productos como los interferones y las interleuquinas. Lo que claramente beneficiaría a los enfermos, especialmente en el Tercer Mundo. "Para el tratamiento de un linfoma -afirma Estrada- las células B tienen en su superficie un grupo químico que se llama CD20 y hay un anticuerpo monoclonal capaz de adherirse a él que permite eliminar las células cancerosas. El problema es que cada inyección cuesta 1.800 euros y se requieren varias por lo que muchos pacientes no puedan terminar el tratamiento. Las nuevas terapias puede por tanto que sean mejores pero cada vez son más caras e inaccesibles. En cambio, el factor de transferencia es un inmunomodulador al alcance de todo el mundo, mucho más fácil de preparar y extraordinariamente más barato". EL CALOSTROLa otra línea de investigación -encabezada por grandes laboratorios especializados en complementos nutricionales- sostiene que los factores de transferencia es posible obtenerlos también del calostro de la leche -tanto humana como animal-, muy rica en proteínas, entre ellas todas las inmunoglobulinas (anticuerpos que defienden el organismo contra las infecciones). Y es que parece claro que la memoria inmune le llega al recién nacido a través del calostro, la primera leche que obtiene del pecho de la madre. Hoy sabemos que durante el último trimestre de la gestación la glándula mamaria acumula una sustancia llamada precalostro formada principalmente por exudado de plasma, células, inmunoglobulinas, lactoferrina, seroalbúmina, sodio, cloro y una pequeña cantidad de lactosa. Más tarde, en los cuatro primeros días posteriores al parto, se produce el calostro, un fluido amarillento y espeso de alta densidad y escaso volumen. Entre 2 y 20 ml por toma, suficiente para satisfacer las necesidades del recién nacido. Y eso que el calostro tiene menos contenido energético, lactosa, lípidos, glucosa, urea, vitaminas hidrosolubles, PTH y nucleótidos que la leche madura. Sin embargo, contiene más proteínas, ácido siálico, vitaminas liposolubles E, A, K y carotenos. El contenido en minerales como sodio, zinc, hierro, azufre, selenio, manganeso y potasio también es superior en el calostro. Pero, sobre todo, el calostro tiene un contenido muy elevado de inmunoglobulinas, especialmente IgA, lactoferrina, linfocitos y macrófagos, oligosacáridos, citoquinas y otros agentes defensivos que protegen a los recién nacidos de los gérmenes ambientales y favorecen la maduración de su sistema de defensa. Contiene además enzimas intestinales que ayudan en la digestión (la lactasa y otras enzimas intestinales están inmaduras en el recién nacido). Sus abundantes inmunoglobulinas cubren el endotelio del tubo digestivo evitando la adherencia de los patógenos, facilita la colonización del tracto intestinal por lactobacilos bífidus y contiene antioxidantes que le protegen del daño oxidativo. De todo ello se deduce la importancia fundamental que tiene para un recién nacido empezar su vida tomando el calostro de su madre. Estudios realizados en animales sugieren asimismo que la lactoferrina -una de las proteínas principales encontradas en el calostro- puede ayudar a prevenir o reducir los cánceres de colon, vejiga, lengua, esófago y pulmón así como la formación de metástasis de pulmón. Los mecanismos subyacentes están bajo estudio pero parecen estar relacionados con la capacidad de la lactoferrina para mejorar el funcionamiento del sistema inmune. Cabe agregar que el ácido linoleico conjugado y otras grasas encontradas en el calostro también han mostrado propiedades anticancerígenas.No es de extrañar pues que volviendo a los comienzos de la inmunología haya quien haya vuelto la mirada a las vacas -que hasta la aparición del llamado "mal de las vacas locas" era un animal preparado para resistir un gran número de microorganismos- a fin de intentar aprovechar las ventajas de su calostro. De hecho, su aprovechamiento no es nuevo. En la India, durante miles de años, los médicos ayurvédicos documentaron los beneficios para la salud del calostro. Y en los países escandinavos se ha hecho durante centenares de años un delicioso puding de calostro cubierto de miel para celebrar el nacimiento de terneros. Incluso fue utilizado en Estados Unidos como antibiótico hasta el descubrimiento de la penicilina.En suma, numerosas investigaciones han confirmado en los últimos años la posibilidad de beneficiarse del calostro animal -principalmente de las vacas- para reforzar el sistema inmune. Y de ahí que haya muchos complementos nutricionales que hoy lo contienen.Ahora bien, hubo alguien que llegó aún más lejos y se planteó que ni siquiera la gran cantidad de sustancias del calostro era suficiente para justificar el salto cualitativo que se da en el sistema inmune del bebé. Que faltaba saber cómo sin traspasar anticuerpos la madre transmite la memoria inmune a su hijo. Y de nuevo los factores de transferencia de Lawrence fueron la respuesta. Con lo que investigadores y laboratorios se apresuraron a extraer calostro de las vacas, hicieron una intensa filtración molecular y terminaron encontrando una molécula muy pequeña: el factor de transferencia. Y se decidieron a comercializarlos como complementos nutricionales de consumo oral. PRUEBAS AMERICANAS Y RUSASDebemos añadir que una de las investigaciones más interesantes sobre la capacidad de estos productos fue la dirigida por el doctor Darryl See quien fuera director del Institute of Longevity Medicine de California y que trabajó en distintas ocasiones para Upjohn, Pfizer, Harvard y el Departamento de Defensa norteamericano. En la actualidad dirige una clínica en la que aplica los factores de transferencia a los pacientes de cáncer. El estudio tenía por fin determinar los efectos anticancerígenos "in vitro" de dos productos de la empresa 4Life. Y su conclusión no pudo ser mas clara. "Ambos productos -afirmó- inducen la destrucción de las células eritroleucémicas K562 a un nivel desconocido en la experiencia del director de la investigación y en la literatura médica conocida. Dado que la función de las denominadas células asesinas naturales es crucial para terminar con las células cancerígenas estos productos son candidatos ideales para formar parte de una terapia adyuvante en casos de cáncer. Además las células asesinas naturales forman una primera línea de defensa contra las infecciones de virus y otros microorganismos".Darryl See publicaría en febrero de 1999 una investigación en el Journal of the American Nutraceutical Association en el que estudiaba la capacidad de 196 productos naturales y no tóxicos para aumentar la actividad de las células asesinas naturales. Pues bien, algunos productos aumentaron su actividad en un 48'6% pero el factor de transferencia obtenido del calostro lo hizo en un 103%. Además, cuando el factor de transferencia fue combinado con una serie de agentes tímicos -los beta-glucanos de fuentes múltiples, Acemanano e IP6- el resultado fue un incremento sinergístico de la actividad de las células asesinas naturales del 248%. Esta combinación de factor de transferencia calostral, factores tímicos y extractos de polisacáridos biológicamente activos es el producto más activo probado hasta la fecha.En una tercera etapa Darryl See realizó un estudio "in vivo" para lo que seleccionó veinte pacientes -12 hombres y 8 mujeres- que padecían cánceres en fases III y IV. Su media de edad era de 49,3 años y todos ellos habían sido enviados por sus oncólogos a morir a casa. La esperanza media de vida que tenían era de 3'7 meses. Pues bien, el protocolo consistió en dar a cada paciente 9 cápsulas diarias de factores de transferencia. Y ocho meses después ¡16 de ellos aún vivían! Unos habían mejorado, otros estaban estabilizados y en algunos el cáncer ¡estaba remitiendo! Se constató también que el número de células asesinas naturales había aumentado -de media- ¡en un 400%!En la misma línea de intentar confirmar la capacidad de los factores de transferencia comercializados por 4Life los doctores Calvin McCausland y Emma Oganova diseñaron un estudio para probar su influencia en la actividad de las células asesinas naturales. También el doctor Anatoli Vorobiev -de la Academia Rusa de Ciencias Médicas- dirigió un equipo en pruebas independientes. Pues bien, utilizando pruebas de citotoxicidad a doble ciego se combinaron células cancerígenas con células asesinas naturales de humanos y se dividieron entre grupos de células asesinas naturales activadas con factores de transferencia y grupos de células asesinas naturales no activadas. Los resultados demostraron concluyentemente la capacidad de los factores de transferencia para reforzar la actividad de las células asesinas naturales en un 283% e, incluso, en el caso del producto más avanzado en un extraordinario 437%, por encima de toda respuesta inmunitaria normal (respuesta establecida como línea de base de este estudio). Además los resultados de este experimento científico demostraron que las células asesinas naturales activadas con factores de transferencia mataban el 99% de las células cancerígenas lo que superaba la capacidad de defensa natural del cuerpo. Los científicos rusos, ante resultados tan excepcionales, solicitaron de inmediato mayor información sobre las muestras aportadas. "La muestra de 4Life (compuesto Transfer Factor E-XF) potenció la actividad de las células asesinas naturales más que el fármaco Interleucina-2 (IL2) utilizado de manera estándar. Aquí denominamos ahora a su muestra 'la interleucina de oro'", transmitiría el doctor Kisielevsky -miembro de la Academia Rusa de Ciencias Médicas- al laboratorio.De hecho, los resultados han sido tan extraordinarios que en diciembre pasado -según asevera la empresa 4Life- el Ministerio de Salud ruso aprobó el uso de sus factores de transferencia como moduladores inmunitarios en hospitales y clínicas de la federación. Los resultados de los diez ensayos clínicos y dos estudios experimentales efectuados sobre estos productos quedaron plasmados en el documento metodológico aprobado por el ministerio que permite a los doctores utilizarlos en su práctica clínica.Evidentemente queda mucho por avanzar en el campo de la Inmunoterapia y de los factores de transferencia -genéricos o específicos- pero se obtengan de la sangre o del calostro están demostrando ser unas prometedoras herramientas terapéuticas -más que contrastadas después de 30 años de experiencia- en multitud de patologías, entre ellas el cáncer. Aunque hasta ahora se hayan venido utilizando básicamente como compensadores del destrozo causado por la quimioterapia. VER MAS EN GOOGLE FACTORES DE TRANSFERENCIA- CONTACTAR A EMELINA 093397504-CHILE - emelinafigueroa@gmail.com

Monday, August 01, 2005

ELEVE SU INMUNIDAD A LAS D E UN 400% POR MEDIOS NATURALES

GRAN DESCUBRIMIENTO GRAN DE LA MEDICINA MODERNA

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¡Ojala y, esta Información no le llegue demasiado tarde!Testimonio Personal de Dena Guidice: Mi nombre es Dena Guidice, quiero compartir con ustedes cómo el Transfer Factor ha salvado mi vida. En noviembre de 1998 me encontraron cáncer pulmonar. En ese momento, mis doctores recomendaron que el mejor curso de tratamiento para mi cáncer sería radiación y quimioterapia simultáneamente. Yo empecé inmediatamente con ambos tratamientos y me dieron las dosis más altas posibles. Durante los siguientes 90 días, padecí de todos los efectos secundarios del tratamiento incluso la debilidad, estuve vomitando diariamente, comencé a perder el cabello y también la pérdida de peso era severa. Mi radiación y tratamientos de quimioterapia acabaron en febrero de 1999.
El 25 de marzo de 1999, fui al hospital par recibir tratamiento quirúrgico (como mis doctores habían planeado). Los doctores removieron un tumor de mi pulmón derecho junto con un tercio 1/3 de pulmón y también removieron tres secciones de mis costillas. La cirugía resultó muy bien, y los doctores creyeron que habían quitado todo el cáncer con éxito de mi cuerpo. Después de mi cirugía tuve que seguir tratamiento de quimioterapia por 12 semanas adicionales, desde mayo a julio del 1.999, mi cuerpo se puso tan débil que todo lo que anteriormente podía hacer, ya era un recuerdo del pasado y tenía que quedarme todo el día en la cama. A estas alturas, había perdido todo el pelo y mis uñas y dientes se pusieron tan porosos que empecé a perderlos también. Perdí el apetito completamente y llegué a un punto que solamente pesaba 88 libras.
Así de enferma como estaba ese verano, yo todavía tenía la esperanza que para el otoño me pondría mucho más fuerte después de que esos tratamientos de quimioterapia salieran de mi cuerpo. Mi esperanza era poder gozar y vivir de nuevo, sin embargo, en agosto, yo encontré otro tumor debajo de mi brazo izquierdo. Me tuvieron que quitar ese tumor, los análisis de laboratorio confirmaron después de esa cirugía, que ya tenía el cáncer linfático maligno (uno de los cánceres más peligrosos que existen) y que el cáncer había invadido mi cuerpo entero. Mis doctores me dijeron que ya no había nada más que ellos podrían hacer por mí. Yo tenía fase 4 (la fase final). Con este cáncer yo tenía un máximo de 4 a 6 meses de vida. Ellos me dijeron que hiciera todo lo que hubiera querido hacer en la vida dentro de los próximos 45-60 días porque después de eso, estaría demasiado débil y enferma. Durante ese tiempo, me convencieron que iba a morir, especialmente porque los doctores nunca habían visto a una persona vivir más de 8 meses, en mi condición y con mi tipo de cáncer.
A estas alturas, compartí estas noticias devastadoras con mis niños, decidimos hacer un viaje especial de familia a Hawai. En mi mente, reconocí que este viaje sería el "adiós a mi familia." No tenía ni una onza de esperanza, ya estaba preparada mentalmente y había aceptado morirme. Durante estos momentos (una semana en octubre) mi hijo me convenció finalmente que empezara a usar el Transfer Factor. Yo estaba 100% convencida que este producto no podía hacer nada por mí, pero aún así, lo comencé a usar. Empecé a tomar seis cápsulas de Transfer Factor Plus y seis cápsulas de Transfer Factor regular, todos los días. Dentro de 30 días, empecé a sentirme un poco más fuerte y mi apetito comenzó a regresar, pero todavía pensaba que mi vida muy pronto se terminaba. Yo seguí utilizando el producto. En enero 2000, aproximadamente 90 días después de comenzar a utilizar el Transfer Factor, me encontré aún más fuerte y había aumentado 7 libras de peso. Yo continué tomando TF todos los días. A la fecha (mayo de 2.000) ya han pasado más de 7 meses desde que empecé a tomar el Factor de Transferencia. He aumentado un total de 26 libras y me siento mucho más saludable de lo que me he sentido anteriormente durante los últimos 2 años. Fui a visitar a mi doctor 2 semanas atrás, y él me dijo que, "soy un Milagro viviente" y que no tengo ninguna señal de cáncer. El Transfer Factor Plus no solamente ha salvado mi vida, me ha dado una esperanza hacia el futuro. Un futuro mucho más saludable. Gracias Factor de Transferencia y gracias a 4Life Research por traernos este descubrimiento tan maravilloso.
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Antes de tomar el Transfer Factor Plus™. Septiembre 1999 peso 88 libras en Hawai con mi familia.

Después de estar tomando el Transfer Factor Plus™. Abril 2000 - pesando 114 libras. "Usted nunca se imaginaría que ya los doctores me habían dado por muerta hace más de 3 meses atrás."






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